Hace muchos años, antes de siquiera imaginar que viajaría a Kenia y que conocería Nairobi, tuve un sueño muy raro. De esos que se tiene muy de vez en cuando, que se recuerdan de manera muy vívida. Casi como se recuerda una película.
En este sueño, yo estaba en casa de una amiga a la que llamaré Silvia. Por motivos de trabajo, Silvia y su familia viven en Nairobi desde hace poco más de cuatro años. Por alguna razón no expresada en el sueño, yo estaba en Nairobi alojada en casa de Silvia.
Algún tiempo antes, yo realmente había estado en casa de Silvia en la Ciudad de México, en donde la familia vivió un tiempo, también por motivos de trabajo. En esa visita, probé una carne deliciosa con una salsa de sabor incomparable, preparada en casa. El esposo de Silvia es italiano, y a los dos les encanta cocinar y lo hacen muy bien. No recuerdo cuál de los dos cocinó el día que fui a cenar a su casa en la capital mexicana. Lo que recuerdo claramente es que la comida me encantó y que me encantaría volver a probar el sabor de esa salsa a base de tomate.
Volviendo al sueño, la invitación incluía un plato del que nunca había oído hablar. Es más, ni sabía que existía. El plato principal era lasaña de berenjenas. Y recuerdo que en el sueño elogiaba la sazón de quien quiera que hubiera cocinado para la ocasión.
Al día siguiente, le mandé un mensaje por correo electrónico a Silvia, contándole ese sueño loco que había tenido la noche anterior". Enorme fue mi sorpresa cuando leí su respuesta: "la lasaña de berenjenas existe y mi suegra la prepara muy rica. Me ha enseñado a hacerla y cuando vengas a Nairobi, te haré la más rica que haya cocinado nunca".
Quién lo hubiera imaginado. No sé cuántos años más tarde, me llegó el momento de cobrar la promesa. Es que después de la Cumbre de Medios Ciudadanos de Global Voices, pasé unos días en casa de Silvia.
Pero el que quiere celeste, que le cueste, me dijo Silvia cuando le recordé la oferta que estaba pendiente. Si quería cumplir mi sueño, nunca mejor dicho, tenía tarea por hacer. Fuimos a comprar las berenjenas, y mi tarea consistió en lavarlas, pelarlas y cortarlas en rodajas. Después, había que poner las rodajas en agua con sal para que se les fuera el sabor amargo.
Lavé, pelé, corté y remojé. El agua se puso marrón de inmediato y las berenjenas tomaron el color de las manzanas cuando quedan expuestas al aire sin cáscara. Al poco rato, cambié esa agua por otra, también con sal. Ese cambio se hizo varias veces en 24 horas. Cada vez, el agua salía menos marrón.
Al día siguiente, Silvia se enfrascó en la preparación de la lasaña. Me dijo que en verdad no se llama lasaña de berenjenas, sino berenjenas a la parmesana. Recuerdo que era bastante fácil: una capa de berenjenas, una capa de queso y salsa de carne. Se hace así hasta agotar los ingredientes y entonces se mete al horno. No me pregunten cuánto tiempo, no me fijé.
Al cabo de un rato, estábamos compartiendo un delicioso plato. No puedo describir la sensación que tenía en ese momento: ahí estaba yo, sentada en la mesa de la casa de Silvia con sus hijos (su esposo había partido de viaje días antes), en su casa de Nairobi, comiendo lasaña de berenjenas, cumpliendo un sueño loco que tuve en una fecha no precisa hace años.
Ahora puedo decir que he visto un sueño hacerse realidad. Espero que no sea la única vez.
En este sueño, yo estaba en casa de una amiga a la que llamaré Silvia. Por motivos de trabajo, Silvia y su familia viven en Nairobi desde hace poco más de cuatro años. Por alguna razón no expresada en el sueño, yo estaba en Nairobi alojada en casa de Silvia.
Algún tiempo antes, yo realmente había estado en casa de Silvia en la Ciudad de México, en donde la familia vivió un tiempo, también por motivos de trabajo. En esa visita, probé una carne deliciosa con una salsa de sabor incomparable, preparada en casa. El esposo de Silvia es italiano, y a los dos les encanta cocinar y lo hacen muy bien. No recuerdo cuál de los dos cocinó el día que fui a cenar a su casa en la capital mexicana. Lo que recuerdo claramente es que la comida me encantó y que me encantaría volver a probar el sabor de esa salsa a base de tomate.
Volviendo al sueño, la invitación incluía un plato del que nunca había oído hablar. Es más, ni sabía que existía. El plato principal era lasaña de berenjenas. Y recuerdo que en el sueño elogiaba la sazón de quien quiera que hubiera cocinado para la ocasión.
Al día siguiente, le mandé un mensaje por correo electrónico a Silvia, contándole ese sueño loco que había tenido la noche anterior". Enorme fue mi sorpresa cuando leí su respuesta: "la lasaña de berenjenas existe y mi suegra la prepara muy rica. Me ha enseñado a hacerla y cuando vengas a Nairobi, te haré la más rica que haya cocinado nunca".
Quién lo hubiera imaginado. No sé cuántos años más tarde, me llegó el momento de cobrar la promesa. Es que después de la Cumbre de Medios Ciudadanos de Global Voices, pasé unos días en casa de Silvia.
Pero el que quiere celeste, que le cueste, me dijo Silvia cuando le recordé la oferta que estaba pendiente. Si quería cumplir mi sueño, nunca mejor dicho, tenía tarea por hacer. Fuimos a comprar las berenjenas, y mi tarea consistió en lavarlas, pelarlas y cortarlas en rodajas. Después, había que poner las rodajas en agua con sal para que se les fuera el sabor amargo.
Lavé, pelé, corté y remojé. El agua se puso marrón de inmediato y las berenjenas tomaron el color de las manzanas cuando quedan expuestas al aire sin cáscara. Al poco rato, cambié esa agua por otra, también con sal. Ese cambio se hizo varias veces en 24 horas. Cada vez, el agua salía menos marrón.
Al día siguiente, Silvia se enfrascó en la preparación de la lasaña. Me dijo que en verdad no se llama lasaña de berenjenas, sino berenjenas a la parmesana. Recuerdo que era bastante fácil: una capa de berenjenas, una capa de queso y salsa de carne. Se hace así hasta agotar los ingredientes y entonces se mete al horno. No me pregunten cuánto tiempo, no me fijé.
Al cabo de un rato, estábamos compartiendo un delicioso plato. No puedo describir la sensación que tenía en ese momento: ahí estaba yo, sentada en la mesa de la casa de Silvia con sus hijos (su esposo había partido de viaje días antes), en su casa de Nairobi, comiendo lasaña de berenjenas, cumpliendo un sueño loco que tuve en una fecha no precisa hace años.
Ahora puedo decir que he visto un sueño hacerse realidad. Espero que no sea la única vez.
Claro que existe ! las lazañas de berenjenas como también las de zucchinis (zapallitos largos que son muy dulces)Unos como otros se preparan de la misma manera y también se pueden ir intercalando.También existe la pizza de berenjenas. Colocas una capa de berenjenas,encima salsa de tomates y arriba queso muzarella. Se gratina en el horno.
ResponderEliminarSi tienes dudas me preguntas
Besosss
No sabía que la berenjena era tan versátil, Norma. Debo admitir mi ignorancia en temas de cocina.
Eliminar:D
Saludos de USA.
ResponderEliminarQuerida Gabrielita, Podriamos decir, que tuviste u-
na deliciosa premonicion. Como quisiera probar esas
riquisimas berenjenas a la parmesana. Espero poder
hacerlo pronto. Muy bonita e interesabte tu entrada.
Te quiero,
Cotiti.
Sin duda, la mejor parte fue haber podido cumplir el sueño, Consuelo.
EliminarLas he probado y son excelentes. No entiendo un injusto dicho chileno, en que para señalar que algo es muy malo, se señala que es "como las berenjenas".
ResponderEliminarNo conocía el dicho, Esteban. Pero tal vez quien lo inventó no mantuvo las berenjenas remojadas durante 24 horas.
EliminarLasagna de berenjenas, lo ultimo que desearia soñar es con berenjenas. Seguramente la persona que me las invito no sabia de la tecnica de preparacion, el famoso lavado sobre todo la de la parte dura, la que te toco hacer a ti. Parece que ahi esta el secreto, las repetidas lavadas durante 24 horas.
ResponderEliminarUN BESO.
La particularidad es que yo soñé con este plato sin saber siquiera que existía, Cyrano.
EliminarCuando un sueño lo hacemos realidad nos deja un recuerdo imborrable...y en este caso también rico:))
ResponderEliminarMe alegro que lo hicieras real.
Un beso
Me alegro también, Laura.
EliminarQue entrada más curiosa, Gabriela, me ha encantado que soñaras con ese plato antes de conocerlo. Eso demuestra tus habilidades culinarias, aunque las desconozcas ;-)
ResponderEliminarEn Málaga se preparan fritas y embadurnadas en miel de caña, una delicia... Eso sí, sin olvidar el proceso de lavado...
Besos
Esas habilidades deben estar más que escondidas, Laly, porque solamente afloraron esa vez.
Eliminar¿Será esta receta una idea para tu blog?
Ya tengo las berenjenas en remojo...
EliminarYa veo que se nos viene entrada con berenjenas en un blog que huele a canela, Laly.
EliminarSi que fue premonitorio tu sueño! Y con menú incluido, que suerte que se te hizo realidad . Te cuento que una tía de mi esposo preparaba algo similar, luego de remojar las berenjenas las freía en mantequilla y las ponía en una fuente de horno alternando capas de salsa de tomate, salsa blanca y berenjenas y queda delicioso!
ResponderEliminarUn abrazo,
¡Qué loco! realmente sorprendente las coincidencias. De pasada, gracias por la receta de las berenjenas, que a mi me encantan pero tal como mamá natura las ha hecho. No desaguo nada, así no más. ¡Rico!
ResponderEliminarBesos
Gabriela...si me preguntas, tienes ojitos para el futuro:)!...Las berenjenas a la parmesana o Eggplan parmesan en ingles es mi comida favorita. Me súper encanta, cuando ando tirada mi confort food. Mi abuela, italiana por cierto, la hacia increiblemente buena y de alli aprendi la receta.
ResponderEliminarQue bieno que tu sueño te llevo a descubrir tan delicioso plato.
Un abarzo
iela
Mira la coincidencia, Iela. Yo creyendo que había soñado con algo innovador, y resulta que la receta es más que conocida.
Eliminar¿De dónde la habrá sacado mi subconsciente?
A veces los sueños se hacen realidad, solo hay que luchar por ellos y esperar pacientemente su llegada.
ResponderEliminarBesos para ti y tu amiga Silvia, si quieres visitarme este sábado te dedico un trabajo con berenjena.
Besos amiga.
Qué rico, Fernando. Me pasaré por tu blog el sábado de todas maneras.
EliminarDaré tus saludos a Silvia.
Gabriela, foi, realmente, extraordinário, veres a concretização de um sonho.
ResponderEliminarA lasanha de beringelas me parece um prato delicioso, ainda que um pouco trabalhoso, atendendo à mudança constante da água.
Obrigada pelo teu comentario.
Beijo
I wonder if you can wonderstand portuguese. For me is very difficult try to write "portñol"
Escribe en portugués, Nina, o como te sientas más cómoda. Tu visita siempre es muy grata.
EliminarGenial la receta. Si sigues soñando con platos, podrás elaborar un libro de recetas ja ja ja.
ResponderEliminarEn serio, genial lo de los sueños cumplidos, tan gráfico y real, que hace sonreir¡
Podría llamarse "Recetas de ensueño", Miriam. O "Recetas oníricas". No es mala idea.
EliminarGabriela, espero que a tua Andrea seja tão boa como a minha.
ResponderEliminarTem um bom fim de semana!
Ciertamente que si, Nina. Y por cierto debo pasar a hacerle una visita.
EliminarGracias.
Increible, me pregunto si se hubiese hecho realidad el suenyo si no le contabas a tu amiga Silvia, entonces si diria que viajaste al futuro!! wow!
ResponderEliminarDe cualquier manera una historia peculiar y da para irme a meditar sobre ello,
besotes, feliz semana!!
Probablemente no se hubiera cumplido, Patricia, y me hubiera quedado con la curiosidad quién sabe por cuánto tiempo.
EliminarRealmente encantadora tu entrada, un sueño hecho realidad no es nada común, si sueñas con números de la lotería, y luego los compras te vuelves millonaria,jajaja.
ResponderEliminarLa berenjena a la parmesana, es un plato típico italiano, lo hacía Michael y Maríana cuando venía de Italia, le gustaba mucho a tu padrino Javier.la receta que pones es perfecta, es la forma de cocinar este delicioso plato, lo que me ha encantado aprender es las variaciones, como la pizza y el dulce con miel de caña.
Yo regreso a mi aventura bloggra después de tres meses, ya me pondré al día con mis amigos virtuales, he puesto una entrada de mi regreso y saludo para todos en mi blog "MI JARDÍN DE CRISTAL",los invito a visitarlo a tus seguidores que me conocen y a ti en primer lugar.
!FELIZ FIN DE SEMANA!
Cariños,
María del Carmen
Bienvenida de vuelta, Maricarmen. Se te extrañaba.
EliminarQue los sueños sean deliciosos es estupendo, que además se cumplan, mágico.
ResponderEliminarBesos alados, Gabriela bonita.
Y ojalá siempre sea así, Campanilla.
Eliminarque lindo modo de relatar una receta de cocina!! Generalmente resultan aburridas, pero así no la voy a olvidar y lo voy a hacer. Las berenjenas tienen muchísimo hierro!!
ResponderEliminarCuando la prepares, Laura, nos cuentas. Por lo que veo mi sueño también fue nutritivo.
EliminarHola amiga, intento votar por tu blog y me da error, no puedo....
ResponderEliminarBueno lo seguiré intentando.
Besos.
Parece que la votación ya terminó, por eso te sale el mensaje de error. ¡Gracias por tomarte la molestia!
Eliminar:D
Claro que há, querida. Esse é o plano B.
ResponderEliminarBeijo
Me lo imaginaba...
Eliminar:D
me anoto la receta pero lo que mas me ha gustado es que tu sueño no fue tal... mas bien fue un dejavu anticipatorio. es que según algunas teorías en realidad todo ocurre en un mismo momento, y nosotros lo vivimos en forma lineal. Disfruté mucho el relato. Y si fuera recurso literario me gustó de la misma forma. Y si no supieras bien si fue sueño o recurso... Igual me gustó!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar:-)
Besos!
Bienvenida, Abril.
EliminarMe encanta que te haya gustado este relato de mi sueño/dejavu anticipatorio. Puedo decir que el sueño se hizo realidad.
Gabriela , este ´+e um bom pretexto para que vás para a cozinha.
ResponderEliminarBeijo
Si Nina, para ver cumplido un sueño, claro que si.
Eliminar:D
Que loca experiencia!!! Debe haber sido un grato momento compartir, desde la preparacion, esto que soñaste. Que bonito.
EliminarYo siempre escuche sobre la berenjena pero si la probe o no en Peru, no lo recuerdo, asi que si lo hice al parecer no dejo ninguna impresion en mi. Pero al llegar a Australia me encontre con que era muy comun este vegetal llamado eggplant en ingles y yo ni sabia que verdura era en español (ya la veia cocinada), valga decir que la comunidad italiana aqui es inmensa y los cafes italianos abundan. Pero bueno, la berenjena la encuentras en sandwiches, pastas, pizzas, etc. Cuando aun estaba en mis primeros años aqui la mama de un amigo de Mauricio me mando muy amablemente una bolsa con berenjenas de su jardin, ahi las reconoci y supe que verdura era, confieso que nunca las hice, no solo no tenia idea de como cocinarlas si no tambien que comida hacer con ellas. Tarde un tiempo mas en darle oportunidad a este nuevo sabor, pero ahora me gustan mucho, me parecen riquisimas... pero aun sigo sin cocinarlas.
Un beso,
Silvana
Como bien dices, Silvana, esta fue una experiencia bien loca. Digna de ser contada.
EliminarMe encantó lo que has escrito sobre las berenjenas a la parmesana! Ay, me emocioné! Qué pena que las berenjenas no estuvieran tan buenas. A la próxima haremos una con berenjernas mejores! Salvo que tengas otro sueñito con algo diferente y entonces eso tendrá prioridad! Le leí el artículo a mi esposo y le gustó también.
ResponderEliminarMe apunto de inmediato, Silvia. A ver si sueño con otro plato... ojalá.
EliminarHas visto? A veces los sueños se hacen realidad y la realidad supera al sueño. Qué coincidencias!
ResponderEliminarEsa receta también la preparo a veces, la parmesana de berenjenas, me la enseñò la mamà de mi marido. Lo que no hago es remojarlas tantas veces, sòlo una para evitar el amargor, pero es posible que tras ese blanqueado queden aùn mejor. Lo probaré...
Chusa
Según Silvia, las berenjenas kenianas son un poco más amargas que las italianas, Chusa. Tal vez por eso no necesitas remojarlas tantas veces.
EliminarNos cuentas si lo pruebas de esta manera.
Llego aquí desde la lareira de Chusa... no me creerás si te digo que hoy soñé con berenjenas -el caso es que es la época y tengo un par de ellas en la nevera- y aquí estoy! Está claro jeje... hoy toca lasaña de berenjenas!
ResponderEliminarY los sueños se cumplen, claro...
Un placer!
Bienvenida, Milena.
Eliminar¡Qué rico! La lasaña de berenjenas marcó un hito en mi vida. Ya nos contarás qué tal te quedaron.
Saludos desde Lima.