Una muchacha llora desconsolada sin hablar, mientras sostiene el celular a la altura de la oreja. El interlocutor habla sin que lo interrumpan. ¿Estará la muchacha escuchando razones que acarrean decisiones definitivas? ¿Estarán dándole explicaciones que ella preferiría no escuchar?
Un conocido publicista que no tiene un pelo de tonto cruza la avenida miraflorina de doble sentido aunque el semáforo le indica que debe esperar todavía 15 segundos más. Pasa al costado de alguien que lo mira con evidente desaprobación y que debe contenerse las ganas de gritarle "¡este santo no!"
Una mujer, harta de que su vecino le deje la basura en la puerta, pone un cartel en el poste de luz que está frente a su casa. Cada día, un cartel distinto. Se puede interpretar que al vecino le importa un reverendo pepino el papel de la mujer y que no solamente lo arranca y lo rompe, sino que sigue dejando su basura en donde le han pedido, siempre en tono educado, que no la deje.
Un niño pequeño, acompañado de una mujer adulta, cruza la pista subido en su triciclo. Cuando va a la mitad de su recorrido, ve que a lo lejos viene un carro. El niño mira hacia adelante y hacia atrás. Tiene dos opciones: o sigue rápido y llega a la vereda del frente o retoma sus pasos y regresa por donde vino. Opta por lo segundo, pero por precaución, se baja del triciclo y lo jala hasta estar de nuevo en lo que considera puerto seguro. El carro que motivó su decisión voltea una cuadra antes de llegar a donde está el niño con su triciclo.
Un cartel pegado en un poste incluye la foto de un gato que parece fino. Es un anuncio de recompensa a quien encuentre la mascota perdida pocos días antes. A mano, ayudado por la letra de algún bromista, el gato dice: "je, je, por fin conseguí mi libertad".
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Un conocido publicista que no tiene un pelo de tonto cruza la avenida miraflorina de doble sentido aunque el semáforo le indica que debe esperar todavía 15 segundos más. Pasa al costado de alguien que lo mira con evidente desaprobación y que debe contenerse las ganas de gritarle "¡este santo no!"
Una mujer, harta de que su vecino le deje la basura en la puerta, pone un cartel en el poste de luz que está frente a su casa. Cada día, un cartel distinto. Se puede interpretar que al vecino le importa un reverendo pepino el papel de la mujer y que no solamente lo arranca y lo rompe, sino que sigue dejando su basura en donde le han pedido, siempre en tono educado, que no la deje.
Un niño pequeño, acompañado de una mujer adulta, cruza la pista subido en su triciclo. Cuando va a la mitad de su recorrido, ve que a lo lejos viene un carro. El niño mira hacia adelante y hacia atrás. Tiene dos opciones: o sigue rápido y llega a la vereda del frente o retoma sus pasos y regresa por donde vino. Opta por lo segundo, pero por precaución, se baja del triciclo y lo jala hasta estar de nuevo en lo que considera puerto seguro. El carro que motivó su decisión voltea una cuadra antes de llegar a donde está el niño con su triciclo.
Un cartel pegado en un poste incluye la foto de un gato que parece fino. Es un anuncio de recompensa a quien encuentre la mascota perdida pocos días antes. A mano, ayudado por la letra de algún bromista, el gato dice: "je, je, por fin conseguí mi libertad".
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Creo que yo si le hubiera gritado al publicista, o a cualquiera que cruce la pista sin esperar que la luz se ponga verde.
ResponderEliminarA veces yo también debo contenerme, Anónimo.
EliminarGracias por el paseo en algunas calles limeñas... Se siente como estar un ratito de regreso.
ResponderEliminarMe alegra haberte traído de vuelta, Carmen. Aunque sea por un ratito.
EliminarEne. Como consigues crear un post de lo más simple.
ResponderEliminarSana envidia siento en estos momentos.
=)
Me halagas, Renzo, pero te puedo asegurar que más (no tan) sana envidia siento yo cuando leo que los agasajo que recibes en algunos restaurantes.
Eliminar:D
Saludos de USA.
ResponderEliminarQuerida Gabita, que bonita tu entrada. Cuantas
veces hemos sido testigos de escenas como estas
o las hemos vivido. Escenas de la vida real.Me
encanto!. Te quiero.
Cotiti.
Exactamente, Consuelo, escenas simples de la vida real.
EliminarBuen post Gabriela...es la rutina de vida diaria!! Vamos por la calle pensando en otras cosas y estamos tan acostunbrados a verlas que no nos llaman la atención.
ResponderEliminarUn beso
Esas pequeñas estampas de la vida diaria que pasan frente a nuestros ojos, Laura. Me alegra que te gustara.
EliminarRetazos de un día cualquiera vistos por un espectador cualquiera.
ResponderEliminarSi se sabe escribir, de la cotidianidad se saca un relato.
Un abrazo
La vida diaria es una fuente muy rica de ideas, Chelo.
EliminarCelebro nuevamente tu notable capacidad, Gabriela,para captar tan habilmente lo que para otros puede pasar inadvertido o no tener relevancia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me halaga mucho tu comentario, Esteban.
EliminarHola bonita,
ResponderEliminares curioso (y descorazonador) ver como la mala educación no tiene fronteras. He estado parada en ese semáforo con mis dos hijas cogidas de la mano y cantando :"rojo, rojo, me tengo que parar; verde, verde, ya puedo caminar", cuando he visto al personaje cruzar la carretera, ver la cara de sorpresa de mis niñas y no dar una voz y reprochar su actitud porque todavía es capaz de volverse y encararse.
Cómo esas, unas cuantas. Menos mal que te tenemos, Gabriela, y que eres capaz de narrarlo con esa sencillez y claridad.
Un besito muy fuerte.
Laly
Y eso que se trata de una persona supuestamente educada, Laly. Eso lo hace peor.
EliminarHola Gabriela, acabo de volver de Madrid y he venido a tu rinconcito para leerte y me ha gustado mucho tu entrada describiendo esas estampas callejeras miraflorinas que detienen el tiempo en una imagen y asemejan a las de cualquier ciudad ajetreada.
ResponderEliminarUn abrazo desde venecia
Chusa
ESpero que todo haya salido bien en España, Chusa. Gracias por la visita.
EliminarGaby, tengo algún problema en mi alerta de actualizaciones y tardo en llegar, pero acá me tienes.
ResponderEliminarMe encanta este tipo de posts, donde se toman trozos de la vida misma que le van poniendo color al entorno del bloguero. Otro que suele hacerlo y me hace gozar con ellos es Fernando, de En Madrid del que te dejo una muestra en el enlace. Te gustará, seguro.
Cariños, Gaby.
Gracias por la recomendación, AleMamá. Me pasaré por el blog de Fernando, cuyos comentarios siempre veo en tus posts.
EliminarDetalles del diario vivir.en palabras exactas... que bonito.
ResponderEliminarY que afectan a todos por igual, Cyrano. Gracias por venir por acá.
EliminarJajaja muy buena la del gato!!! jajaja
ResponderEliminarDebí haberle tomado una foto, Cheluca.
EliminarHola Gabriela !!!! tanto tiempo .
ResponderEliminarMe han encantado las estampas callejeras , en casi todos los países las podes encontrar , la del gato buenísima .
Un beso , cuídate .
Espero que los dueños hayan encontrado al gatito, Nancy. Aunque eso significara el fin de su libertad.
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