Un hombre y un niño no mayor de dos años entran a la tienda del barrio. Compran unas cuantas cosas y salen juntos. Justo antes de cruzar la salida de la tienda, el niño divisa a lo lejos a la Virgen de Fátima a cuyos pies los clientes de la tienda encienden velitas. Hay tres velas prendidas. Al verlas, el niño celebra y tararea la melodía de la conocida canción "Feliz cumpleaños" mientras la señala con su mano. El hombre sonríe, aplaude y tararea junto con el niño.
Un muchacho está parado en la puerta de su casa. A su lado, su tremendo perro mira para todos lados. De repente, el perro se arranca a correr y cruza la estrecha pista en dos zancadas. Cuando el muchacho se da cuenta, el perro está prácticamente al costado de una mujer que camina por la acera del frente. El muchacho teme que el perro le haga algo, espera lo peor y se desespera mientras alcanza corriendo al perro llamándolo a gritos por su nombre. El perro parece no escuchar la voz del amo. La mujer lo ha visto todo, y aparentemente no tiene ni pizca de miedo. Sigue caminando, confiada, mirando al perro de frente. El perro es realmente muy grande, verlo venir corriendo es temible. De repente, el perro detiene su loca carrera. Han pasado apenas unos cuantos segundos. El muchacho llega por fin a donde el perro está parado, mirando a la mujer de frente. El muchacho pide disculpas, la mujer le responde que no se preocupe pues nunca sintió que el perro le haría daño. El muchacho se extraña y se lo dice a la mujer: es la primera vez que alguien reacciona con esa calma.
Es día de partido de la selección nacional de fútbol. Hay ambiente de expectativa en todas partes. Un muchacho con la bicolor camiseta de la selección, con la franja diagonal, pasea por la calle. Tiene enchufados unos audífonos en el oído. Parece estar en su propio mundo. Un hombre en su carro pasa al lado del muchacho. Sus miradas se cruzan. El hombre le hace el símbolo de la victoria, el muchacho responde levantando los dos pulgares. Un fugaz instante de complicidad entre dos extraños.
Una mujer y una niña van por la calle. La mujer agarra de la mano a la niña, que camina confiada a su lado. De repente la mujer dice: me gusta ir así contigo, me gusta ver que nos agarramos de la mano las dos, y no que yo te jalo tomándote fuertemente por el puño. Caminamos juntas, ¿no? La niña hace un enfático movimiento afirmativo con la cabeza. Las dos se miran, se sonríen, siguen caminando juntas, tomadas de la mano. Sus voces y sus pasos se pierden a la distancia.
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Si tienes problemas para dejarme comentarios, usa el boton rojo de la esquina superior derecha donde dice EMAIL ME!, y deja ahí tu comentario. Yo me encargaré de hacer que salga en su debido lugar. Gracias y perdona la molestia.
Un muchacho está parado en la puerta de su casa. A su lado, su tremendo perro mira para todos lados. De repente, el perro se arranca a correr y cruza la estrecha pista en dos zancadas. Cuando el muchacho se da cuenta, el perro está prácticamente al costado de una mujer que camina por la acera del frente. El muchacho teme que el perro le haga algo, espera lo peor y se desespera mientras alcanza corriendo al perro llamándolo a gritos por su nombre. El perro parece no escuchar la voz del amo. La mujer lo ha visto todo, y aparentemente no tiene ni pizca de miedo. Sigue caminando, confiada, mirando al perro de frente. El perro es realmente muy grande, verlo venir corriendo es temible. De repente, el perro detiene su loca carrera. Han pasado apenas unos cuantos segundos. El muchacho llega por fin a donde el perro está parado, mirando a la mujer de frente. El muchacho pide disculpas, la mujer le responde que no se preocupe pues nunca sintió que el perro le haría daño. El muchacho se extraña y se lo dice a la mujer: es la primera vez que alguien reacciona con esa calma.
Es día de partido de la selección nacional de fútbol. Hay ambiente de expectativa en todas partes. Un muchacho con la bicolor camiseta de la selección, con la franja diagonal, pasea por la calle. Tiene enchufados unos audífonos en el oído. Parece estar en su propio mundo. Un hombre en su carro pasa al lado del muchacho. Sus miradas se cruzan. El hombre le hace el símbolo de la victoria, el muchacho responde levantando los dos pulgares. Un fugaz instante de complicidad entre dos extraños.
Una mujer y una niña van por la calle. La mujer agarra de la mano a la niña, que camina confiada a su lado. De repente la mujer dice: me gusta ir así contigo, me gusta ver que nos agarramos de la mano las dos, y no que yo te jalo tomándote fuertemente por el puño. Caminamos juntas, ¿no? La niña hace un enfático movimiento afirmativo con la cabeza. Las dos se miran, se sonríen, siguen caminando juntas, tomadas de la mano. Sus voces y sus pasos se pierden a la distancia.
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Lo que he sentido hoy mientras leia tus retazos es comparable a escuchar musica suave mirando el mejor de los paisajes: PAZ.
ResponderEliminarSilvana
Estos retazos estàn unidos de un sentimiento ùnico: la complicidad. Que es también afinidad y comunicaciòn. Me ha gustado en especial la primera imagen del padre y su hijito tan tierno.
ResponderEliminarUn abrazo Gabriela desde Venecia hasta Lima
Chusa
Estimada Gabriela:
ResponderEliminarExpresar las cosas simples de la vida, de las que a veces no nos damos cuenta, es no solamente muy agradable sino que también es muy inteligente. A través de estos retazos has podido recoger esas cosas simples que nos pasan a todos en cualquier momento de cualquier día.
Qué lindo leer estos retazos tuyos!!!!!!!!!!! Me gustan porque están llenos de paz y armonía, la experiencia de la vida me ha enseñado que no hay nada mejor que vivir asi.
ResponderEliminarQuerida Gaby,
ResponderEliminar!Cuántos hermosas historias existen de las pequeñas cosas del diario vivir, si al caminar en la calle, miramos a los demás.!
Todas me encantaron, son tiernas y llenas de sentimiento.
La madre con la niña tomada de la mano, me enternecio, y la del niño al ver las velas de la Virgen, muy linda.
Bueno, todas me gustaron, te felicito mi querida doctora y gran narradora, me recuerdas las lindas narraciones de tu mamá, que debería tener un blog, y poner todo lo que escribió para deleitarnos.
Cariños,
Maricarmen
Saludos de USA.Gabrielita querida, es muy linda tu entrada. Son escenas de la vida real. Suceden a cada segundo, todos los dias. Me encanto leerlas.
ResponderEliminarTe quiero mucho.
Cotiti.
Escenas del día a día que pasan desapercibidas para la moyoría de las personas y tu las convietes en únicas y especiales al traerlas aquí.
ResponderEliminarYo no me quedaría tan tranquila al ver al perro venir corriendo hacia mi.
La primera y la última me han gustado mucho, rebosan ternura.
Un saludo
Me gusta entrar en tu huequecito, me sonrío y me queda un buen sabor de boca. Tus historias me recuerdan uno de los momentos más bonitos que he vivido esta semana, si no te importa, me gustaría compartirlo: fui a dar el beso de buenas noches a mi hija mayor (tiene 9 años) y me pidió que me acostara un ratito con ella. Siempre voy con prisas porque estoy muy cansada a esas horas, pero esa noche me tumbé a su lado. Estuvimos hablando, riendo y dándonos abracitos y cuando me fui le dije: "Que ratito más bueno hemos echado Candela" y ella me contestó "Bueno no, mamá, bueníiiisimoooo". Estas palabras son mi pensamiento feliz de estos días.
ResponderEliminarGracias guapa por compartir estos retazos.
Retazos, realmente, retazos de paz en la locura de todos los días. No dejes de observar y luego contarnos esas pequeñas cosas, como dice la canción de Serrat.
ResponderEliminarMe encantan este tipo de posts porque implican mucha sensibilidad para observar el pequeño detalle que deja pensando o sonriendo.
ResponderEliminarBesos, Gaby. Buen post
Me gustó mucho la de la niña y su mamá. Pocas veces les hablamos a los hijos así con esa claridad y cariño
ResponderEliminarLeí tu post temprano al despertar esta mañana, lindo comienzo. Gracias.
Me alegro de haberte hecho llegar PAZ a tu entorno, Silvana.
ResponderEliminarUn niño ve velas y no piensa en regalos, piensa en celebrar. Por eso me encantó ese niño, Chusa.
Que nos pasan y que siempre es bueno resaltar, Cyrano. No todo es malo ni negativo siempre.
Tienes toda la razón, Virginia.
Miramos y escuchamos, Maricarmen.
Cosas simples que felizmente suceden siempre, Consuelo.
Tal vez dependa del aspecto del perro, Chelo.
Un pensamiento feliz, lindo y tierno, Laly. De verdad me llegó al corazón.
Pequeñas cosas y locos bajitos van siempre juntos, Anónimo.
Gracias por estar siempre ahí, AleMamá.
Creo que la niña entendió porque la mujer se lo dijo de corazón, Renata. Y debió sentirlo así a pesar de sus pocos años.
Hola Gabriela,
ResponderEliminarLindos Retazos, como una cubrecama "patchwork"... colorida y cálida! Ya empieza el frío donde vivo!
Muchos saludos.
Las cosas simples, que nada significan para las multitudes, adquieren vida propia y significado importante, al ser captadas por mentes con atributos de cámara cinematográfica, dotada del incombustible flash de la percepción humana.
ResponderEliminarAdemás de esa complicidad, cuantas cosas que pasan en la calle y a veces uno ni se entera. Ahora que salgo a caminar con Hipólito dos veces por día, veo cosas y gente que antes ni miraba. Hay un mundo ahi afuera. Besos!!
ResponderEliminarHola Gabriela:
ResponderEliminarLos pequeños detalles dan grandeza a las obras...Tus narraciones lo confirman!
Un cordial saludo,
Luis
Hermosamente relatados, cada vida una historia y por suerte los viviste plenamente.
ResponderEliminarbesos, feliz swemana!!
Y por acá, Cris, están empezando los días cálidos. Pero el cubrecamas siempre quedará lindo.
ResponderEliminarMe halagas inmerecidamente, estimado Esteban.
Todo un mundo, Katia. Hay que agradecerle e Hipólito que te haya ayudado a descubrirlo.
Gracias, Luis.
Ciertamente, cada vida es una historia y cada persona es un mundo, Patricia.
I'm sorry, Gabriela, the translator did a horrible job with this post. I really couldn't understand the meaning which is very disappointing - especially given some of the comments on how lovely the piece was.
ResponderEliminarLindos retazos que nos regala la vida, me gustó la actitud del nene cantando feliz cumpleaños :)
ResponderEliminarAdmiro a la mujer, yo me hubiera muerto del miedo, desmayado o empezado a gritar si veo a un perro correr hacia mí jejeje
saludos. Hilda