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Por ejemplo, está el señor alto, muy alto que siempre va de manga larga y pantalón corto, haga frío o haga calor. Lleva siempre una mochila de la que sobresale una raqueta de tenis. Se saludan cuando se cruzan y cada quien sigue su camino.
Está también la muchacha que pasea perros. Es admirable cómo logra dominar hasta seis perros a la vez. Y más admirable el cariño con que les habla y la sonrisa que la ilumina a cada paso. Se nota cuando alguien adora lo que hace.
Vienen también los dos señores canosos, que deben tener más de 70 calendarios encima, que te preguntan por la instructora de zumba, a quien llaman con el nombre de una famosa cantante colombiana.
Más allá ves a la escolar que, mochila al hombro, espera el bus que la llevará al colegio. Por el color del uniforme, sabes que es un colegio que no está muy lejos de ahí.
A algunos los reconoces por sus perros, como el dueño del beagle que te saluda aunque esté en la vereda del frente. Tal vez no sabrías quién es si la mascota no estuviera a su lado.
Te llama la atención el muchacho de elegante terno que espera todos los días al lado del semáforo a alguien que pasa a recogerlo, presumiblemente para ir a trabajar. Es muy puntual, quien lo recoge no lo es tanto.
Ocasionalmente, ves al señor que camina con leve cojera, pero decidido. Y a la señora que camina con un rosario en la mano y sonriéndole a todos.
Así es cuando pasas por el mismo sitio todos los días a la misma hora.
Es interesante observar a la gente. Un beso
ResponderEliminarY entretenido también.
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Gracias...me has hecho caminar en las calles de Lima contigo...muy lindo...
ResponderEliminarGracias a ti por acompañarme en la caminata.
EliminarLindas experiencias. Miras, conoces y aprendes todos los días.
ResponderEliminarObservar sin que se nadie se dé cuenta, he ahí.
EliminarQué bonitos retratos, qué entrañable tu texto.
ResponderEliminarGracias por la visita, Milena.
EliminarVemos que estas escenas cotidianas se repiten en cualquier parte del globo, lo que nos hace sonreír por la sencillez de la vida en general; gente normal vivienda tranquilamente su día a día...
ResponderEliminarBesos mil
J&Y
Exactamente, gente normal viviendo su vida diaria. Algo extraordinario dentro de lo ordinario y cotidiano.
EliminarEs muy interesante ver como encuentras lo positivo en estas rutinas diarias pues reflejan que no todo es amargo
ResponderEliminarY además siento que me hacen compañía en el recorrido.
EliminarHola Gabriela, me encantan esos encuentros que se repiten día a día, donde vamos formándonos una idea de aquellos con que nos cruzamos y vamos intercambiando sonrisas, saludos e incluso conversaciones.
ResponderEliminarAbrazo
Breves conversaciones que animan el día, ciertamente.
EliminarAunque no pases a diario, así es. Lo has descrito tal cual. Caminamos todos los días, por diferentes sitios, pero en cada sitio vemos a las mismas personas y no damos los buenos días 😊
ResponderEliminarBuen fin de semana Gabriela.
Un abrazo.
Llega un momento en que se pasa del saludo a un breve diálogo. Un encuentro simple dentro del barullo de todos los días.
EliminarLo bonito es el saludo. Y extrañarlos (hasta preocuparnos) si no los vemos aparecer.
ResponderEliminarCuando los vuelvo a ver tras una pausa, hasta lanzo un "después de tiempo nos cruzamos".
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