jueves, 14 de marzo de 2019

Hormiguita trabajadora

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Mis actividades diarias me hacen pasar muchas veces por la esquina entre la avenida Larco y la calle Schell, en Miraflores. Es una zona sumamente transitada, a lo largo de todo el día hay autos, buses, peatones, ciclistas, turistas. Esa agitación es habitual a partir de las diez de la mañana, más o menos.

Pero yo voy por ahí mucho más temprano, a las 7:30 a.m., tres veces por semana. Cuando vas por los mismos sitios a la misma hora, te acostumbras a ver a las mismas personas, Y si uno va caminando, es mucho más probable que hasta llegues a saludar a esas personas.

Es lo que me pasa. En mi camino, voy saludando a vigilantes, vendedores ambulantes, agentes de serenazgo, en fin, personas que desde muy temprano empiezan sus actividades diarias.

De todas esas personas que veo tres veces por semana, la que más despierta mi admiración es Sara. La llamo Sara porque no conozco su verdadero nombre, pero su nombre no es muy importante.

Todas las veces que cruzo por esa esquina, Sara ya está prácticamente instalada en su lugar. Y todas las veces que la veo, está disponiendo los artículos que vende en su pequeño puesto: galletas por un lado, chocolates por el otro, botellas de agua y gaseosa en el nivel más bajo, caramelos por delante, bocaditos salados y dulces colgados en ganchos especialmente dispuestos.

Todo de manera ordenada y limpia, tan ordenada y limpia como ella misma está.

Es un gusto verla con qué cariño dispone todo, y es admirable verla ordenar todo, cosita por cosita, todos los días. Solamente puedo imaginar que todas las noches realiza el procedimiento inverso, en el que guarda los mismos artículos en la cajas de las que yo veo que saca las cosas cada mañana.

Casi dos horas más tarde, regreso por la misma esquina. A esa hora, Sara ya tiene el puesto listo, y se nota que ya emprendió las ventas diarias.

Paso a su lado tres días a la semana, dos veces cada día. Nos saludamos con un "buenos días" y una sonrisa, y cada quien sigue en lo suyo. Nunca hemos pasado de ese brevísimo intercambio.

Desde aquí, mi admiración a Sara, y a través de ella, todas las Saras del mundo.

16 comentarios:

  1. Simpatizei imediatamente com Sara. Admiro pessoas trabalhadoras, limpas e organizadas. A ela desejo toda a sorte do mundo.

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  2. Realmente son admirables esas señoras que muy temprano salen a trabajar por el bien de su familia. Igual que las trabajadoras de limpieza, a las que siempre veo amables y atentas, a pesar de los problemas que puedan tener.

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    1. Ciertamente, siempre saludan con una sonrisa. Más de una vez les he entregado agua u otra cosa para que hagan más llevadera su tarea.

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  3. Una manera digna de ganarse la vida.
    Besos

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    1. Dignísima, y muy necesaria porque siempre cae bien una pausa en el camino.

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  4. Una vez más, Gabriela, logras hacer de las cosas simples de la vida, un homenaje al esfuerzo y das un destello de primer plano a quién nunca lo tiene.¡Mis parabienes!

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    1. Y una vez más, Esteban, me honras con tan elogiosas palabras. Te agradezco que me leas siempre.

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  5. Buena tendera es Sara. Y algún vez además de los buenos días y una sonrisa, os echaréis un buen "parlao" y sabreís algo más la una de la otra.
    Un abrazo.

    Pd. No me extraña que te pidiera identificar imágenes, el otro día internet estuvo medio colgado, casi se "cayó" como suelen decir. También me pasó en otros blogs. Lo siento.

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    1. Yo no dudo que algún día pasaremos del saludo y habrá más charla.
      Y sobre las imágenes, no te preocupes, es cosa del enigmático y ubicuo sistema, que hace con nosotros lo que quiere.

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  6. Me gusta tu relato porque pone como protagonista alguien que para mucha gente pasa desapercibida pero esta señora realiza un trabajo que también merece un respeto, como así lo has expresado tu en tu relato. Todas las personas con su buen hacer dignifican el trabajo que realizan y todas ellas son importantes en lo que hacen.
    Me ha encantado. SAludos.

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    1. Has dado en el clavo: ni idea era hacer visible a una persona que hace un trabajo en el que pocos reparamos. Me encanta ver a Sara y el cariño con que ordena sus artículos todos los días.

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  7. Qué observadora eres, Gabriela. Y como sabes transmitir tu admiración por las pequeñas cosas de cada día. Precioso homenaje a las Saras de todo el mundo que, con su incansable labor, hacen la vida más fácil y bonita.

    Besos mil de las dos

    J&Y

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    1. Las Saras, y sus contrapartes masculinas, se merecen todos los homenajes.

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  8. Tu relato nos permite apreciar a esa buena gente que realiza su trabajo con honestidad, una virtud escasa hoy en día...

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    1. Yo creo que no es una virtud escasa. Creo que son los otros los que hacen más bulla y tienen más pantalla, y lamentablemente anulan las buenas acciones de las personas responsables como Sara.

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