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En un edificio a pocos metros en la acera del frente de donde yo estaba pasando, se abrió la puerta y salieron dos mujeres. Por su diferencia de edad era fácil suponer que eran madre e hija. Cerraron la puerta del edificio y enrumbaron en la misma dirección que yo. Íbamos todas hacia la avenida grande que estaba muy cerca, a tomar un taxi.
De repente, las dos mujeres miraron hacia arriba. Yo seguí su mirada. Sí pues, curiosidad pura.
En una ventana del segundo piso del edificio estaba asomada una niñita. Le calculé entre cinco y seis años. La niña les hacía adiós vigorosamente con una mano. Las dos mujeres hicieron lo mismo.
Luego la niña gritó: "¡chau!", y estiró las letras de su despedida. Las mujeres le respondieron de la misma manera. Dieron dos pasos, miraron hacia arriba, y la niña volvió a agitar su manito. Desde la vereda, las mujeres la imitaron.
En eso, la niña preguntó, ya más fuerte pues sus visitantes se habían alejado un poco más:
- ¿Cómo se van a ir?
- En taxi, vamos a la esquina porque por acá no pasan muchos -contestó en voz alta una de las mujeres.
- ¿Y tienen plata? -preguntó la niña.
- ¡Sí, claro! -contestó la misma mujer.
Qué curioso, pensé yo. La niña, quien sin duda recibe habitualmente los cuidados de los adultos que la rodean, es quien se preocupa por cómo se van a ir sus visitantes, obviamente personas muy queridas. Hasta tiene la precaución de preguntarles si tienen con qué pagar el taxi.
¿Qué hubiera pasado en el improbable caso que las mujeres dijeran que no tenían plata? ¿La niña hubiera bajado para proveerles el dinero que faltaba? Nunca lo sabré.
Un grito ahogado y ya lejano de "¡chau!" me sacó de mis pensamientos. Al igual que las mujeres, también volteé a ver a la niña de la ventana, ya un puntito casi perdido entre tantas ventanas de esa calle.
Un segundo después, el puntito minúsculo que apenas se veía ya en el segundo piso del edificio desapareció del todo y la ventana se cerró.
Muy bonito. La manera en que lo escribiste nos hace pensar que estábamos ahí. Gracias!
ResponderEliminarGracias, me haces sentir que lo describí muy bien.
EliminarSiempre nos cuentas lindas historias de la vida real, que nos hacen imaginar cómo es la ciudad en la que vives
ResponderEliminarBesos
Auxilioooo! Gabriela, como ya, sabés al escribir comentarios en los blogs amigos no los veo cuando los tienen "moderados" y debajo de cada entrada.
Pero al día siguiente tampoco están, como es el tu caso.
Quisiera que me avises si este comentario lo has recibido al yo ponerlo al pie de tu entrada: La niña de la ventana" o ha "caído en saco roto"
Gracias desde ya.
Pues ya ves que nada cayó en saco roto, Norma. Felizmente, tenemos solución a este problema que te ha surgido con los comentarios.
EliminarQuerida Gabriela, qué placer volver a leerte! elevas a grandeza con soltura pequeños detalles cotidianos, posees además un gran espíritu de observación. En este caso, a tu niña de la ventana, le imprimes un sello de ternura y complicidad, una niña atenta a todo. Maestra del género, ya me gustaría aprender de ti
ResponderEliminarQué lindo lo que dices, Chusa, me sonrojo. Má bien es un gusto saber que sigues pasando por acá, con el cariño de siempre.
EliminarQué niñita tan previsora y preocupada. Me hubiera gustado verla en la ventana agitando la manito. Bonita descripción.
ResponderEliminarYo no dudo que a esa niñita, quienes la rodean la adoran. Esa preocupación es reflejo de lo que recibe.
EliminarPues nosotras pensamos que no bajaría... Aunque la pregunta fuera sorprendente para una niña de tan corta edad, la vemos muy pequeña para andar subiendo y bajando sola y manejando dinero...
ResponderEliminarUn beso grande de las dos
J&Y
Tampoco creo que hubiera bajado. Me parece imposible que las visitantes no tuvieran dinero para pagar el taxi.
EliminarRealmente, os papeis se inverteram! Muito inesperado.
ResponderEliminarSí, Nina, se invirtieron completamente.
EliminarEntrañable tu relato Gabriela, igual que los anteriores que acabo de leer, me gusta tu percepción y como lo describes.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias, Soñadora, por la visita y por leer relatos pasados.
EliminarUna niña muy responsable por lo que veo. Sencilla pero bonita historia. Me ha gustado mucho. Un abrazo :)))))
ResponderEliminarResponsable y preocupada por los demás. Debe ser una niña sensacional.
EliminarBuscando y buscando encontré la solución. Espero que llegue este comentario
ResponderEliminarBesos
¡Llegó!
EliminarBeeeeen!! Blogger me indica "Tu comentario será visible trás la aprobación" .Ahora sííí!!!... Esto quiere decir que el problema se solucionó.
ResponderEliminarGracias Gabriela por prestarme tus oídos ( bueno tu vista al leerme) y salir a tratar de darme una mano
Felicitaciones y bien por no rendirte.
Eliminar:D
Eres abogada, Gabriela, pero podrías haber sido también una excelente periodista, mira que en nuestro rubro muchas veces a falta de informaciones "duras", como se le llaman, hay que aguzar el ingenio para completar el noticiario. A ti no te costaría.
ResponderEliminarNo soy periodista, pero en mi familia todos son comunicadores... menos yo. Algo queda de todas maneras, ja, ja.
EliminarEl riesgo de completar así la noticia es que terminaría inventando la noticia, y eso a veces puede traer complicaciones.
Olá tudo bem?
ResponderEliminarhoje em dia os filhos estão mais preocupados que os pais. Meus filhos me enchem de cuidados quando vou sair. E me cobram se faço alguma coisa errada. hahaha
Bjos
No puedo decir nada. También soy así con mi mamá.
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