En el Perú, la comida china se conoce como chifa. Dicen que el origen de la palabra está en el primer local de comida china que hubo en el Perú, que se llamaba simplemente Chi Fa. De ahí el chifa devino en nuestra manera de designar a los restaurantes de comida china y a la propia comida, que acá tiene nuestro particular toque.
Los mozos de los chifas tradicionales son personajes verdaderamente peculiares. No se caracterizan por su paciencia y por lo general hablan muy poco castellano. Y algo que siempre me ha dejado pasmada: nunca apuntan las órdenes de los comensales. Registran todo en algún lugar de su mente y antes de retirarse a efectuar el pedido, lo repiten de memoria ante los clientes a manera de confirmación. Nunca he visto que haya que corregirlos.
Cuenta la leyenda que una vez hace ya algunos años, un animado grupo decidió comer rico en un chifa luego de una velada en el teatro. Eran unas 10 personas que recalaron en uno de los mejores chifas de Lima, por lo menos en aquel tiempo. Un mozo los instaló en un salón suficientemente grande para albergarlos a todos cómodamente y les repartió las cartas para que eligieran sus platos.
Entre risas y comentarios, todos empezaron por elegir la sopa con que iniciarían su cena. Unos escogían sopa wantán, otros sopa de pato, algún otro sopa fuchifú y no faltó el que prefirió no pedir sopa. Todas estas elecciones las hacían de viva voz, pero entre ellos, sin dar su orden oficialmente al mozo, que escuchaba todo con aparente paciencia.
Pasado un rato en ese plan, tal vez cuando el mozo decidió que ya había sido suficiente, recorrió la vista por todos los comensales y sentenció:
- ¡Sopa pato pa'todo el mundo! -y sin más, salió.
Contrariamente al alegre bullicio de segundos antes, en el salón donde estaban los comensales un silencio atronador se apoderó del lugar.
Los mozos de los chifas tradicionales son personajes verdaderamente peculiares. No se caracterizan por su paciencia y por lo general hablan muy poco castellano. Y algo que siempre me ha dejado pasmada: nunca apuntan las órdenes de los comensales. Registran todo en algún lugar de su mente y antes de retirarse a efectuar el pedido, lo repiten de memoria ante los clientes a manera de confirmación. Nunca he visto que haya que corregirlos.
Cuenta la leyenda que una vez hace ya algunos años, un animado grupo decidió comer rico en un chifa luego de una velada en el teatro. Eran unas 10 personas que recalaron en uno de los mejores chifas de Lima, por lo menos en aquel tiempo. Un mozo los instaló en un salón suficientemente grande para albergarlos a todos cómodamente y les repartió las cartas para que eligieran sus platos.
Entre risas y comentarios, todos empezaron por elegir la sopa con que iniciarían su cena. Unos escogían sopa wantán, otros sopa de pato, algún otro sopa fuchifú y no faltó el que prefirió no pedir sopa. Todas estas elecciones las hacían de viva voz, pero entre ellos, sin dar su orden oficialmente al mozo, que escuchaba todo con aparente paciencia.
Pasado un rato en ese plan, tal vez cuando el mozo decidió que ya había sido suficiente, recorrió la vista por todos los comensales y sentenció:
- ¡Sopa pato pa'todo el mundo! -y sin más, salió.
Contrariamente al alegre bullicio de segundos antes, en el salón donde estaban los comensales un silencio atronador se apoderó del lugar.
Jejeee… muy bueno… y una interesante lección me llega de los mozos de los chifas: no dejarse liar, y hacerlo todo más sencillo : )
ResponderEliminarSobre todo, con los mozos que no aguantan pulgas, Milena.
EliminarEso mismo hace mi madre cada vez que nos pregunta lo que queremos el domingo y cada uno, somos 5, pide un plato diferente.
ResponderEliminarBienvenido a este blog.
EliminarSeguro a este señor le hacían lo mismo en su casa, y así aprendió.
El mozo debe haber sido pariente del dueño, porque en otra parte lo echan.
ResponderEliminarPese a ello, debe resultar irritante que los comensales no se decidan nunca.
Puede ser, Esteban, pero lo más probable es que ante una acción tan tajante pocos se atrevan a presentar una queja.
EliminarPensé que todo iba a terminar complaciendo a cada uno!
ResponderEliminarBesosss Gabriela
Eso hubiera sido más memorable, Norma.
EliminarSopa pato pa todo mundo. Muy sabio el buen mozo. Y lo mejor es que la historia es verídica. Doy fe.
ResponderEliminarLos demás enmudecieron ante tan imposición, Acirema.
EliminarOlá,
ResponderEliminaradorei a história sempre tem um para contrariar. São um povo muito sábio, mas nunca comi comida chinesa, tenho medo de não gostar e fazer feio no restaurante. hahahah
Bjos e tenha um ótimo dia.
Te aseguro que la comida china te encantaría, Anajá. Dale una oportunidad.
EliminarAcabo de encontrar tu blog por casualidad y me quedo contigo para poder seguirte porque me han encantado tus escritos!!!.
ResponderEliminarHasta pronto.
Bienvenida, Laura. Ven por acá cuando quieras.
EliminarAléjandome de la idea principal del post te diré que no hay nada más que desteste que almorzar en grupos grandes. Es una prueba extrema de tolerancia y nunca faltará el creativo que quiere cambiar los platos a su antojo.
ResponderEliminarIgual, hace años que no piso otro chifa que no sea el Titi. te acuerdas del almuerzo que tuvimos allí?
Saludos cordiales
Tampoco soy muy amiga de los grupos grandes. Nunca falta el que dice "ay, ¿por qué siempre vamos ahí? ¿Por qué no cambiamos de lugar?"... todo para que al final, esa persona no vaya.
EliminarClaro que me acuerdo del Titi. Fue un almuerzo delicioso.
El mozo estarí ya cansado del típico grupo que no se decidía qué diablos quería comer ajajajaja
ResponderEliminarBesazo
Tiene que haber sido eso, Dolega. Y si no era así, hasta ahorita estarían barajando opciones.
EliminarJajajajajaja me hiciste reir, me estoy imaginando la cara del mozo diciendo - ¡Sopa pato pa'todo el mundo! - La verdad es que estando lejos valora uno la maravillosa y variada comida de nuestro querido Perú
ResponderEliminarEste mozo no le aguantaba pulgas a nadie, Giselle.
EliminarEsse empregado mostrou ser decidido e muito prático.
ResponderEliminarBeijinho
Con gran sorpresa para los comensales, Nina.
EliminarQué buena anécdota Gabriela!!!!
ResponderEliminarEn el trabajo, tenemos un proveedor que regenta un negocio tipo bazar chino que nos pone al pie de las facturas: "NO DEVOLVEL DINERO"... algo así como tu "sopa pato pa'todo el mundo"
A pesar de todo, me encanta la comida china...
Un beso
Por lo menos, este negocio les advierte por anticipado, Laly.
EliminarLa comida china es deliciosa, llena de sabores.
Jajaja desde luego la paciencia brilló por su ausencia.
ResponderEliminarSopa pato "pa" todo el mundo y se acabó, pedido solucionado.
Me he reído un rato con tu post. Gracias a Dios nunca pido sopa en los chinos
Besos
A mí me encanta la sopa wantán, Marta. Es casi sinónimo de chifa para mí, casi como el arroz chaufa (arroz frito).
EliminarPues asì parece que puso a todos de acuerdo porque nadie se atreviò a contrariarlo. Es verdad que el mozo no tenìa la paciencia por virtud pero también es cierto que a veces se necesita que alguien dé un empujoncito a la hora de decidirse por un plato. También a mì me encanta la sopa wantàn y los raviolis chinos entre otras delicias. Muchos saludos Gabri
ResponderEliminarLa sopa wantán es plato obligado del chifa, aunque estemos en los meses más calurosos del año.
EliminarJajajaaa muy bueno. No soy de comida china, sólo un par de veces la habré comido. Lo mismo pasa cuando vamos unos pocos a tomar café, cada uno es distinto y el camarero sí lo apunta:))
ResponderEliminarBuen finde Gabriela:))
Un beso.
Si no lo apunta no se acuerda y termina siendo "café cortado pa'todo el mundo",
EliminarDe todas maneras seguro que si querían ponérselo difícil ellos no serian capaces de asegurar lo que pidieron con certeza, no obstante a los chinos de los restaurantes, no se la das aunque seas muy hábil, llevan soportando burlas desde hace muchísimos años y tablas no les faltan.
ResponderEliminarSopa tara todos, una respuesta muy política.
Besos amiga.
Además se la comieron calladitos, Fernando.
EliminarJajajaja me estoy imaginando la escena y la cara de sorpresa de los comensales .
ResponderEliminarYo miro un canal de cocina que justo un cocinero peruano recorre la cocina chifa .
Los errores u horrores siempre están , lo extraño es en personas que escriben en diferentes medios periodisticos
Que feito pobre noviembre :( .
Un beso , cuìdate y feliz fin de semana .
Nancy
¿Cuál será ese programa, Nancy? Me intriga saber quién puede ser ese peruano.
EliminarMemorizar los pedidos de cuatro comensales puede ser normal...10...ni te cuento...la pregunta del millón ¿habrán tomado su sopa callados? :) abrazos
ResponderEliminarLos mozos de los chifas eran así, al menos antes, cuando eran exclusivamente chinos. Ahora encuentras mozos de todo tipo en los chifas.
EliminarDice la leyenda que sí, se tomaron la sopa calladitos, como niños atrapados en plena travesura.
Jajaja Gabriela, que dictadura ni que ocho cuartos! Yo me quedo con la sopa wantan!
ResponderEliminar¡Somos dos!
EliminarMuy graciosa tu entrada Gabrielita. Me diverti muchisimo!
ResponderEliminarTe quiero.
Cotiti,
Cuando estos comensales recuerdan, seguro que también se divierten, Consuelo. Gracias por leer siempre.
EliminarEn Chile llegó a haber montones de esos restaurantes, pero están en disminución ahora pero ganando en calidad, creo yo, porque los viejos hacían todos lo mismo y no innovaban ni arriesgaban a ofrecer cosas realmente de su país. Besos
ResponderEliminarAl contrario, acá proliferan. Casi cada barrio tiene SU chifa. Son parte tradicional de nuestro paisaje.
EliminarHola guapa, tienes un blog que me encanta, es muy bonito.Me quedo por aquí y te sigo. Te dejo el enlace del mío por si te apetece dar una vuelta.Un saludo
ResponderEliminarhttp://awesomeneedles.blogspot.com.es/
Espero que te guste.
Claro que me daré una vuelta por tu blog.
EliminarGracias por venir.