Me equivoqué... A continuación parte de una traducción publicada por el sitio web en castellano de Global Voices Online, sobre la odisea de Vova y Dima, dos jóvenes ejecutivas ucranianas, cuando intentaron sacar una visa en el Consulado de España en Kiev:
[…]
Vova y Dima no la tenían (una visa Schengen), (...) han estado en varios países europeos más de una vez, (así que) reunieron todos los documentos necesarios y a las 10 am llegaron a la Embajada de España para solicitar sus visas.
Descargaron sus formularios del sitio web de la embajada y los llenaron. (...) Antes, pagaron 35 hryvnias [$7] en el call center y les dieron la hora y la fecha, 10 am.
Para empezar, en la entrada de la embajada se dieron con que (...) las personas que tenían turno para las 9 am todavía estaban esperando. Y hay que hacer cola - entre la multitud - y no está permitido que uno se pare frente a las ventanas de la embajada (...).
Vova y Dima se pararon en la multitud cerca de la embajada y esperaron su turno. (...) y casi una hora y media después de esperar bajo el ardiente sol de Kiev, el guardia grita sus apellidos. Entran y se encuentran en un cuarto de 18 metros cuadrados, donde dos docenas de personas están sentadas y esperan su cita. Una recepcionista […] y un guardia los acompañan. No hay aire para respirar en la pequeña habitación, porque han elegido no gastar en aire acondicionado, y es por eso que [la recepcionista] le pide al guardia con una voz seductora: “Misha, abre la puerta, déjalos que respiren,” y después de media hora, “Misha, suficiente respiración, ciérrala.” La espera debe ser hecha en silencio y sin sonreír - al menos es lo que la [recepcionista] dice. “Todos permanecen callados mientras yo hablo,” se dirige al público. “No recomiendo reírse acá,” dice estrictamente a Vova y Dima, que están riendo nerviosamente.
En esta atmósfera amistosa, Vova y Dima pasaron otra hora y media, y finalmente les permitieron acercarse a la ventanilla donde debían entregar los formularios y el pago - exactamente $46 cada una, y solamente en billetes nuevos. Por cierto, ya que $46 es una suma inexacta, muchas agencias de cambio locales hace tiempo que se han quedado sin billetes chicos en dólares.
Entregan sus papeles a una muchacha rubia […], y ella, sin apenas mirarlas, pregunta condescendientemente:
- Díganme, ¿cuánto tiempo han estado esperando ahí sentadas?- Tres horas, - responden Vova y Dima sinceramente.- ¡Entonces tuvieron tiempo suficiente para darse cuenta de la manera correcta de llenar el formulario! - la rubia grita y les tira los papeles.
Los papeles vuelan como un ventilador, pero Vova y Dima hacen un intento pacífico de encontrar qué fue exactamente lo que molestó tanto a la muchacha.
- Perdón, ¿podría presentarse?- Vova pregunta (se refiere a que la rubia les diga su nombre).- ¡Nos han enseñado a no presentarnos! - responde la muchacha arrogantemente […].- Aún así, ¿qué está mal en nuestros papeles? - Vova y Dima tratan de averiguar.- No soy la oficina de información. Acá no estamos para responder preguntas - la muchacha lanza una frase clásica de un burócrata soviético.Esto hace que Vova y Dima insistan en hablar con el jefe de la muchacha. (...) Tratan de explicar que obtuvieron sus formularios en el sitio web de la embajada, y César (el jefe) dice lo siguiente: “Ese sitio web no está relacionado con la embajada. Fue creado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Vayan a preguntarles a ellos.”
Cansadas pero aún ansiosas, Vova y Dima regresan a la recepción. Llenan nuevos formularios y tratan de entender qué tan diferentes son de los suyos - porque los papeles son absolutamente idénticos. Tras un momento la recepcionista […] siente lástima de los tontos y explica: los formularios se imprimen en dos hojas separadas, y la manera correcta es tenerlos impresos a ambos lados del papel.
Y así, cinco horas y media más tarde de la hora de su cita, Vova y Dima llenan los formularios, se los regresan a la rubia y pagan el dinero. Entonces la rubia les informa que pueden llamar en dos semanas (!) para averiguar si les han concedido la visa o no y si es que deben entregar más documentación.
- ¿Y qué si no nos dan la visa? ¿Qué pasa con nuestro dinero en ese caso?- pregunta Vova.- El dinero se queda en la embajada, - responde la rubia.- ¿Para qué? - pregunta Vova.- Por haber hablado con ustedes, - explica la rubia educadamente.[…]
¿Te suena conocido? A más de uno seguramente que si. Puedo entender el estrés y la ansiedad que genera atender a un público frustrado, cansado y nervioso, pero tal vez todo podría solucionarse si los consulados (no solamente el español) brindaran información adecuada, con señalizaciones lo suficientemente visibles para todos y en lenguaje simple y claro. Y, por supuesto, la cosa sería un poco más fácil PARA TODOS si habilitaran la opción de hacer la mayor parte de los trámites por Internet. Que piensen en sus propios funcionarios, y que les alivien la carga... pesada, sin duda.
Si quieres leer el texto completo en castellano del mal rato que pasaron Vova y Dima, mira acá. Y si quieres ver el texto original en inglés, escrito por la blogger ucraniana Veronica Khokhlova, léelo acá.